Lo urgente y lo importante
Uno de los cuadrantes que describe Stephen Covey en su libro Primero lo Primero, es el de lo urgente e importante. Lo describe como cuadrante I. Cuando nos movemos en ese cuadrante experimentamos una clara sensación de adrenalina pura, crisis, todo lo importante que planeábamos hacer queda en segundo plano para atender ahora si, lo urgente y lo importante. Ya no hay lugar para ese plan tan detallado en el que tanto trabajamos, consensuamos y elegimos ejecutar. Ahora sí, el vencimiento es ya o fue ayer.
Stephen Covey lo explica muy bien y nos impulsa a llevar este concepto a nuestras organizaciones y a nuestras vidas personales.
Como médicos sabemos que nada hay más importante que la salud y el bienestar. Tan simple como que sin salud se nos dificulta hacer tantas otras cosas que son urgentes y/o importantes, es decir cualquier otra cosa de cualquier otro cuadrante.
Sin embargo, sabemos que la mayoría de los recursos están enfocados a la atención de lo urgente y lo importante. Esto pasa a nivel de políticas de salud como también a nivel personal. ¿Cuál es el problema de actuar desde este lugar? La urgencia nos mantiene enfocados en lo que ya no hay opción para postergar, dominando nuestra agenda y malogrando todos los intentos de planificación. Cuando vivimos en la urgencia lo importante en sí, deja de ser atendido para atender lo urgente que seguramente en ese momento… se convirtió en más que importante.
Cuando aplicamos este enfoque a la salud o en bienestar, lo urgente nos quita la posibilidad de llegar antes de que un evento ocurra. Nos movemos en el cuadrante I.
¡Claro que es importante atender la urgencia! De hecho, nuestra vida depende de eso en muchas ocasiones. Pero en ese instante urgente… ¿cuánto daríamos por no estar viviéndolo? También podemos pensarlo no solo a nivel personal sino como médico del trabajo o empresario. ¿Cuánto daríamos por tener una población de colaboradores sanos, que no se vean afectados por eventos prevenibles, que no tengan que verse afectados por una incapacidad que tanto afecta al colaborador, a su familia como también a la organización, a su equipo e impacta por supuesto en su comunidad? Tal vez estos efectos más extendidos no son tan inmediatos o en el momento urgente sean más difíciles de visualizar pero si son conocidos y estudiados.
Como líderes de una organización seguramente hemos tomado muchos de los aprendizajes que nos dejó Stephen Covey aplicados a la productividad y a la gestión del tiempo, al liderazgo en la organización.
Ahora como líderes también sabemos que el cuadrante I tiene altas consecuencias a nivel de estrés, síndrome de burnout, ansiedad sin entrar en demasiado detalle además de las consecuencias físicas que se traducen en gastritis, cefaleas, dolores musculares, hipertensión arterial, problemas cardiovasculares, etc, etc.
En salud cuando estos eventos, la mayoría prevenibles, se presentan es que llegamos tarde. Ahora son urgentes e importantes y muchas veces solo podemos atender sus consecuencias o secuelas.
De la misma forma esta visión se puede extender a nivel de seguridad en el trabajo. La mayoría de los “accidentes” no son tales, sino que terminan surgiendo como eventos del Cuadrante I porque no hemos actuado desde el Cuadrante 2, donde no es urgente pero si importante. Estos aprendizajes del liderazgo los llevamos muy impregnados cuando hablamos de gestión del tiempo, de la gestión de proyectos, en la interacción de equipos, pero ¿qué pasa a nivel de la salud y el bienestar? ¿Desde qué lugar estamos actuando? En estos momentos que vivimos, donde una pandemia esta impactando en la vida de mucha de nuestra población joven, productivamente activa y que es sostén de familia, ¿cómo estamos actuando a nivel de nuestro liderazgo?
Esta población claro que puede enfermarse por azar, porque aun haciendo todo lo preventivamente correcto tiene riesgo de contagio, pero no podemos negar que el factor de enfermedades como la diabetes, el sobrepeso o la obesidad, el mismo estrés con su impacto en el sistema inmunológico, están ahí presentes y son además de enfermedades, factores de riesgo prevenibles para otros eventos, en este caso son factores de riesgo frente a COVID-19.
Tanto se trate a nivel personal de nuestro propio bienestar o del bienestar en nuestra propia organización es hora de que asumamos este rol de liderazgo que tanto promovemos, favorecemos, analizamos y capacitamos para otras áreas de la empresa. De nada nos servirá una extraordinaria planificación de implementación de un proyecto, de un programa de ventas, de aperturas de nuevos nichos de mercado si no tenemos quien ejecute estos planes.
Hoy no podemos dejar de actuar desde lo urgente y lo importante. Tanto en salud como en cualquier otra área, urge atender lo que se ubica en ese cuadrante. Pero como organización a casi un año del inicio de esta pandemia que nos mostrado una realidad que ya existía y tal vez no lo habíamos puesto como importante, es hora de que parte de nuestros recursos, tiempo y enfoque se ubiquen en la mayor inversión que podemos hacer: la salud y el bienestar.
Fuente: Dra. Lucía Acevedo. Médico especialista en
gestión emocional y coach emocional y ejecutivo.
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