Muchas empresas aún no se convencen de que la salud de sus colaboradores incide en su productividad y competitividad. Por ello, es necesario invertir en el principal activo de nuestros negocios: la gente.
¿Debe preocuparte el sobrepeso de tu gerente de sistemas? ¿Las ausencias laborales de la contadora por atender su diabetes? ¿El problema de hipertensión que le provocó un desmayo a tu director de ventas?
Por supuesto, tenemos los mejores deseos para que nuestros compañeros de trabajo estén saludables y con energía para realizar sus tareas. Pero seamos honestos, por lo general sus enfermedades nos parecen malos momentos individuales y no parte esencial de la productividad de la organización.
Muchas empresas todavía creen que las enfermedades de los colaboradores son un asunto personal y que deben resolverse con médicos particulares o con los servicios públicos de salud. No obstante, se omite un hecho contundente: la buena o mala salud de los trabajadores incide directamente en la productividad y competitividad de las empresas.
Cifras para reflexionar
Según la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) alrededor del 30% de los días laborales de un trabajador se pierden por causa de la diabetes. Por su parte, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) estima que al año se pierden más de 400 millones de horas laborales en México por problemas de obesidad, lo que se traduce en una pérdida de 85 mil millones de pesos.
En cuestiones mentales, el reto no es menor: el estrés es uno de los principales padecimientos de los colaboradores. Cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que en México esta enfermedad afecta a 7 de cada 10 personas, y que el 75% de los trabajadores mexicanos padece fatiga crónica.
Nuestra responsabilidad como empresarios es entender este escenario. Además de considerar la salud de nuestros colaboradores como un asunto primordial para potenciar el desarrollo y productividad del capital humano.
¿Qué logras si inviertes en la salud de tu empresa?
Cumplir con la normatividad y estar actualizado en los requerimientos de las autoridades en ámbitos de salud y seguridad.
Generar un beneficio social para tus colaboradores que participan en sinergias de convivencia e integración y que beneficia a todos los niveles de tu organización.
Aumentar la productividad y fidelidad de quienes participan en tu empresa. Es simple: si te preocupa la salud de quienes laboran contigo, ¿quién querría buscar otras alternativas de trabajo?
Disminuir pérdidas ocultas y aprovechar mejor tus activos. Genera grandes pérdidas los altos índices de ausentismo o incapacidad de tus colaboradores.
¿Entonces hay que agregar nuevas pastillas al botiquín?
Procurar la salud de los trabajadores no es tan simple. Se debe generar un enfoque interdisciplinario que gestione de manera estratégica la salud de quienes son parte de la empresa.
Para ello, sugiero los siguientes pasos:
Alinear los programas de salud a la misión, visión, valores y estrategia de la empresa.
Establecer métricas o indicadores de salud y correlacionarlos con indicadores de productividad/rentabilidad de la empresa. Con ello, se podrá medir el retorno de inversión (ROI).
Establecer un marco de cumplimiento con normatividad y políticas internas y externas.
Estar abierto a la retroalimentación para mejorar.
Elegir un buen líder que cumpla con el programa y que involucre en mayor medida a la dirección general.
El sobrepeso de tu gerente de sistemas, las ausencias laborales de la contadora por su diabetes y la hipertensión de tu director de ventas no son sólo asuntos personales. Estas problemáticas también son interés de tu organización, sobre todo si quieres tener una empresa rentable, eficiente y productiva.
Fuente: Adalberto Maldonado.
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